Y LE CORBUSIER TENIA RAZON
La torre como expresión de edificación en altura, se concibe aislada por la exposición de las 4 fachadas para recoger vistas, asoleamiento y ventilación orientándose hacia el paisaje lejano.
Le Corbusier, arquitecto francés que revolucionó la arquitectura y el urbanismo del siglo XX concibió sus edificios en altura en forma aislada en el espacio, con grandes distancias entre si, para mantener esta oxigenación, en que los vacíos entre los volúmenes están proporcionados a su altura. A mayor altura, mas distanciamiento.
Por ello, Le Corbusier plantea sus propuestas nuevas en una ciudad de trama tradicional fuera de su casco denso, mas bien, en los bordes de las ciudades, incluso en áreas abiertas o en el campo. Están concebidas como “una ciudad nueva con un orden nuevo”. A pesar de ser rupturista para su tiempo, por la irrupción de los valores de la modernidad en la arquitectura, siempre entendió que si bien la arquitectura tradicional ya estaba obsoleta, nunca había que destruir el orden continuo ni la manzana tradicional de la ciudad que ya existía.
Extrapolando el tema a Concepción, me atrevería a afirmar que si bien los planes reguladores del 60 y el actual no son abiertamente rupturistas con el orden de la manzana y fachada continua como era predominante, son interruptores de los ordenes anteriores, que pasa a ser casi lo mismo.
Al traslapar los ordenes arquitectónicos con leyes de configuración volumétrica casi diametralmente opuestas, se produce una suerte de desperfilación compositiva, de hibrides figurativa, de contrastes espaciales y escalares, y de desequilibrios en la forma arquitectónica de la ciudad central que lleva a plantearse si lo que fue planteado en el papel no esta en entredicho con la realidad diaria : nuestra trama de manzanas trituradas de sitios largos y angostos contiene un orden nuevo – léase megatorres- que justamente necesita de otra espacialidad, de otras distancias y escalas que no le corresponden.
La irrupción de la edificación en altura en la periferia urbana parece ser más coherente con este predicado arquitectónico modernista.
Gino Schiappacasse R.
Arquitecto
Le Corbusier, arquitecto francés que revolucionó la arquitectura y el urbanismo del siglo XX concibió sus edificios en altura en forma aislada en el espacio, con grandes distancias entre si, para mantener esta oxigenación, en que los vacíos entre los volúmenes están proporcionados a su altura. A mayor altura, mas distanciamiento.
Por ello, Le Corbusier plantea sus propuestas nuevas en una ciudad de trama tradicional fuera de su casco denso, mas bien, en los bordes de las ciudades, incluso en áreas abiertas o en el campo. Están concebidas como “una ciudad nueva con un orden nuevo”. A pesar de ser rupturista para su tiempo, por la irrupción de los valores de la modernidad en la arquitectura, siempre entendió que si bien la arquitectura tradicional ya estaba obsoleta, nunca había que destruir el orden continuo ni la manzana tradicional de la ciudad que ya existía.
Extrapolando el tema a Concepción, me atrevería a afirmar que si bien los planes reguladores del 60 y el actual no son abiertamente rupturistas con el orden de la manzana y fachada continua como era predominante, son interruptores de los ordenes anteriores, que pasa a ser casi lo mismo.
Al traslapar los ordenes arquitectónicos con leyes de configuración volumétrica casi diametralmente opuestas, se produce una suerte de desperfilación compositiva, de hibrides figurativa, de contrastes espaciales y escalares, y de desequilibrios en la forma arquitectónica de la ciudad central que lleva a plantearse si lo que fue planteado en el papel no esta en entredicho con la realidad diaria : nuestra trama de manzanas trituradas de sitios largos y angostos contiene un orden nuevo – léase megatorres- que justamente necesita de otra espacialidad, de otras distancias y escalas que no le corresponden.
La irrupción de la edificación en altura en la periferia urbana parece ser más coherente con este predicado arquitectónico modernista.
Gino Schiappacasse R.
Arquitecto