Friday, December 29, 2006

ASENTAMIENTOS PRECARIOS

RADICACION EFIMERA
En la vida urbana se percibe, hoy más que nunca, la precariedad de la radicación. Detrás de una aparente consolidación urbana de conjuntos de vivienda colectiva, hay más fragilidad en el arraigo poblacional. La duración del asentamiento personal es efimera, debido a la movilidad, que todo lo remece.
La movilidad urbana que puede ser intraterritorial moviendose dentro de un mismo habitat o extraterritorial, dirigida a otras localizaciones, constituye el motor de desplazamiento de los grupos humanos, en busqueda de radicación.
Este fenómeno de fijar un domicilio, hoy es temporal, pues lo único permanente, es que habran decisiones de movilizaciones periodicas entre uno y otro. Los periodos de enraizamiento familiar a un terruño son cada vez mas cortos, si es que los hay. Es el sino de la modernidad que nos esta convirtiendo a todos, en nomades urbanos.
Una ciudad como Concepción -realidad urbana que mas conozco- con extensivas masas construidas, que demuestra una habitabilidad masiva, no confirma una verdadera radicación. A veces, no hace mas que esconder su permanente transitoriedad. Estas, se constituyen en lugares de paso.
Las viviendas como contenedores de los hogares, parecen estaciones en una larga cadena de peregrinaciones y movimientos migratorios. La vida urbana no es mas que una secuencia fugaz, de una estabilidad poblacional con débiles raíces. Esta precariedad, nos recuerda nuestro origenes fundacionales como ciudades campamentos.

ASENTAMIENTOS VULNERABLES
Pero, otro tipo de radicación débil, es la que opera por la propia vulnerabilidad del asentamiento –pueden ser viviendas nuevas- cuando su comunidad como cuerpo social, no ve asegurada su total sustentación. Habitualmente con hábitos de precariedad, no reúne completamente las capacidades para la permanencia y el arraigo, generando una frágil sustentabilidad en los vínculos de pareja, familiares, vecinales y barriales, que se arman y se desarman con la velocidad de un parpadeo. Ocurre que un asentamiento precario así, no tiene lo más básico, que viene de base : no tiene estabilidad, ni seguridad existencial.
Lo precario -lo que no dura- etimológicamente se relaciona con falta de recursos que no calza con el concepto de asentamiento como algo perdurable. Esta contradicción de lenguaje nos lleva a concluir : algo que nunca tiene estabilidad, no puede asentarse, pero, contra todo pronostico, milagrosamente lo hacen.
Un asentamiento humano señala ese desajuste entre precariedad y asentamiento cuando tiene disfunciones en los modos de vida. Como indicadores claros estan las patologías urbanas que residen localizadas y distintivas en el. Mientras mas precariedad presente, mas debil es su sustentabilidad como asentamiento, y mas patologías presentara, y con mayor intensidad. Paradojalmente, hay mas arraigo.
En una escala extrema están los ghetos urbanos espontaneos, que son cada menos, afortunadamente, en que no hay servicios ni viviendas minimas, con alto indice de hacinamiento, a veces, con todas las patologías inimaginables.

EL TECHO COMO SOSTEN
Aunque distanciadas, pero a medio camino, están las viviendas sociales que alojan también una clase poblacional de escasos recursos que no ha podido establecer vinculos de insertación social y laboral fuertes con la economía formal, aunque cuentan con servicios y mas comodidades, y aun, de redes de asistencia social.
Mirado en frío, sus redes propias, que no dependen del estado, son más débiles, no logran procurar la autogestión. No tienen una buena calidad de empleos o son insuficientes, y no logran mantener un nivel de vida mínimo. Son familias vulnerables. Constituyen finalmente un ghetto bien construido, pero siguen residiendo como lo estaban en la “media agua”, y no pueden salir de el.
Esa pobreza, mas disfrazada, constituye un asentamiento precario que va camino a salir de la pobreza al igual de quienes están mas arriba, y lo cierto es, que en su radicación hay arraigo, pero eso sucede porque tienen menos oportunidades de movilidad social, y el terruño adquirido es su unico capital.
Ellos no se mueven, aunque paradojalmente, existe mas radicación precaria, porque son techos vulnerables en que la familia vive en una persistente desmoronamiento económico que va desgastando los soportes existenciales, y que solo se mantiene por su propia resiliencia.
Creo que en definitiva, lo milagroso esta en que el refugio físico de los muros y el techo y la sensación topológica de un espacio propio, por muy precario y primitivo que parezca, es el verdadero sostén.

LA VECINDAD REDENTORA
El arraigo a partir del encontrar un refugio familiar y colectivo constituye el motivo redentor de los sectores poblacionales. Todo se arma a partir de ser vecino. Que mas que tener un rol, o una característica, es una categoría ontológica que define todo la existencia de estos grupos, incluso mas que ser ciudadano. Les cualifica su ser y su contextualidad de la que parte todo lo demás : organización y condición de vida. Todo se logra a partir de ser un grupo cohesionado por la vivienda.
Esta estructura mueve o puede ser la ventaja comparativa con otros grupos sociales como los gremios, las instituciones sociales los clubes, etc.
Esta estructura de cuerpo tiene poder convocador, de presión social, de conquista, de defensa, pero mas que todo justifica sus existencias.
Lo precario se constituye en una cualidad positiva, sus debilidades son sus fortalezas. Nos sorprenden sus conquistas y su determinación para obtener logros.
Esta intitucionalización de la vecindad es el instrumento de reinserción en el sistema, apoyado con el aval estatal como garantía. Esta forma asociada se constituye en un modelo de reinserción social y en un modo de vida hacia la tan buscada movilidad social. La libertad de desplazarse es finalmente el signo de escalamiento en el status grupal. Es la libertad.
Lo que fue fijación con la radicación un tanto forzosa y anhelo derivo hacia el nomadismo.
Inicialmente lo que fue la conquista de la vivienda y del arraigo vecinal y familiar, salto hacia un próximo paso a ponerse en carrera hacia la movilidad.

EL UNO POR CIENTO

Concluyo que el “economicismo” mató la buena arquitectura social sobre todo en la vivienda masiva. El rendimiento y eficiencia casi científica de utilización de recursos se ha olvidado de las verdaderas necesidades vitales y existenciales del ser humano de las grandes ciudades que se ha traducido en patologías crónicas como hacinamiento urbano, malas soluciones habitacionales en el diseño y construcción, desarraigo y desintegración social, segregación e incomunicación, tedio urbano e inseguridad existencial.
La panacea modernista del progreso colectivo ilimitado ha colisionado con este abuso irracional de ignorar que cualquier ser humano tiene un piso mínimo vital.
Haga Ud. el siguiente razonamiento en este país de contrastes : 10 viviendas sociales ( valor x unidad 280 UF*) equivalen a 1 vivienda de clase media (2800 UF) y 10 viviendas de estas a 1 de elite ABC1 (28.000 UF) o sea 100 casas de subsidio corresponde a 1 casa clase top. Esto es solo el reflejo de lo que son los ingresos : una familia del quintil mas bajo tiene un ingreso (sueldo mínimo) de $ 120.000, una familia clase media es de $ 1.200.000, y en una familia ABC1 es de $ 12.000.000. Exactamente la misma relación proporcional.
Conclusión : En Chile las necesidades vitales de un vecino poblacional de la comuna de la Pintana son 100 veces mas reducidas que un vecino de Vitacura.
Considerando que un predio habitacional, además del inmueble construido, es la única inversión que tiene una familia de escasos recursos, territorialmente una vivienda social de 2 niveles se construye en un sitio de 60 m2 con un valor máximo de 0,2 UF por m2 o sea tiene un capital de 12 UF si vende solo el terreno. Una familia top normalmente tiene en promedio un predio de 2500 m2 en una comuna en que el m2 vale mínimo 4 UF o sea 10.000 UF sin considerar el valor del inmueble. Se repite casi la misma proporción del capital de suelo y el porcentaje de ocupación territorial que tienen considerando que probablemente una familia top tenga otras propiedades repartidas por el territorio nacional.
En la construcción del habitat, existe un piso mínimo humanitario, sobre la cual los standares del diseño arquitectónico y constructivo deberían trabajar, en la cual no hay diferencias entre los seres humanos como son las sensaciones de privacidad, amplitud espacial, confort ambiental y lumínico, asoleamiento y vistas, comodidad visual y táctil, ergonometría y funcionalidad, mantener distancias e intimidad, necesidad de moverse y tener rincones. Incluso las sensaciones poéticas y de felicidad son tan precisas como la percepción de la temperatura o el peligro. Son propias de todas las personas, en la misma medida. Todos tenemos los mismos órganos sensibles para experimentar el contexto espacial que nos rodea.
Y sin considerar la sociabilidad, la comunicación, el reposo, la recreación, y la búsqueda de trascendencia.
La sensación de asfixia existencial que probablemente puede sentir una familia de escasos recursos que tienen que repartirse 60 m2 de suelo y 36 m2 de techo donde desarrollar sus historias personales, formar su identidad familiar y construir sus expectativas afectivas más básicas, no me extraña.
El acotamiento de las necesidades existenciales no puede reducirse solo a la ley de los rendimientos absolutos. Así matamos no solo la buena arquitectura, sino lo mas preciado de la vida, la sensación de dignidad.
Que expansión del corazón tendrían tantos habitantes de nuestro territorio nacional si redujeramos en 1 % esta proporción en la repartición de los recursos destinados a vivienda para nuestras familias mas vulnerables, o sea que una vivienda top valga 50 viviendas sociales, y no 100 como es hoy.
*estos valores han sumado 50 UF, lo que en definitiva no cambia nada

Wednesday, November 08, 2006

CALIGRAFIAS MURALES

Las caligrafías urbanas dispersas por las calles, como signos crípticos, parecieran “escribir” una sentencia : lo manuscrito murió, viva la digitación computacional.
Estos signos gráficos murales, ejercicios que reafirman una inscripción reiterativa de un mismo mensaje, subyacentemente, hacen público esa probable extinción. Traduzco en esos jeroglíficos del siglo XXI una manifestación colectiva casi subliminal, un gesto rebelde que se resiste a esa agonía.
Si la evolución de la letra escrita a mano a la letra digitada electrónicamente por el avance tecnológico es inevitable, el gesto de aquellos que garabatean rayados en los muros urbanos, es contradictorio. Son generaciones “computines”.
Antes de incorporarse definitivamente al sistema computacionales de oficinas, fabricas, corporaciones, gabinetes, estaciones de trabajo y notebooks parecen intuir que sus manuscritos quedaran sepultados bajo el signo electrónico.
Creo que ese deleite en mover la mano para estampar un gesto de grafito en un plano tangible, aunque ya no sea útil, nunca desaparecerá. Probablemente algunos nostálgicos diletantes de esa habilidad, son los cultores de ese grafismo callejero.
Fotografia : Paula Seguel M.
(publicada en el diario El Sur en fecha 19.08.06)

Monday, October 02, 2006

Y LE CORBUSIER TENIA RAZON

La torre como expresión de edificación en altura, se concibe aislada por la exposición de las 4 fachadas para recoger vistas, asoleamiento y ventilación orientándose hacia el paisaje lejano.
Le Corbusier, arquitecto francés que revolucionó la arquitectura y el urbanismo del siglo XX concibió sus edificios en altura en forma aislada en el espacio, con grandes distancias entre si, para mantener esta oxigenación, en que los vacíos entre los volúmenes están proporcionados a su altura. A mayor altura, mas distanciamiento.
Por ello, Le Corbusier plantea sus propuestas nuevas en una ciudad de trama tradicional fuera de su casco denso, mas bien, en los bordes de las ciudades, incluso en áreas abiertas o en el campo. Están concebidas como “una ciudad nueva con un orden nuevo”. A pesar de ser rupturista para su tiempo, por la irrupción de los valores de la modernidad en la arquitectura, siempre entendió que si bien la arquitectura tradicional ya estaba obsoleta, nunca había que destruir el orden continuo ni la manzana tradicional de la ciudad que ya existía.
Extrapolando el tema a Concepción, me atrevería a afirmar que si bien los planes reguladores del 60 y el actual no son abiertamente rupturistas con el orden de la manzana y fachada continua como era predominante, son interruptores de los ordenes anteriores, que pasa a ser casi lo mismo.
Al traslapar los ordenes arquitectónicos con leyes de configuración volumétrica casi diametralmente opuestas, se produce una suerte de desperfilación compositiva, de hibrides figurativa, de contrastes espaciales y escalares, y de desequilibrios en la forma arquitectónica de la ciudad central que lleva a plantearse si lo que fue planteado en el papel no esta en entredicho con la realidad diaria : nuestra trama de manzanas trituradas de sitios largos y angostos contiene un orden nuevo – léase megatorres- que justamente necesita de otra espacialidad, de otras distancias y escalas que no le corresponden.
La irrupción de la edificación en altura en la periferia urbana parece ser más coherente con este predicado arquitectónico modernista.

Gino Schiappacasse R.
Arquitecto

Friday, September 01, 2006

CIUDAD BORRADA

Según la fisica, la oscuridad no existe, solo es ausencia de luz. La calidad luminica existe por corpúsculos irradiados en los cuerpos solidos. La luz anima el espacio, mas aún, en la noche.
La nocturnidad -calidad de nocturno- de Concepción es mas bien sombría.
Lejanamente, la masa urbana es una débil nube anaranjada en medio de la noche, presa del apagamiento que la envuelve. Solo las emisiones electricas que señalizan metáforas luminosas de publicidad o las distanciadas luminarias publicas, “aclaran” una poetica urbana difusa. Si la ciudad diurna es nitida, la nocturna, es borrosa.
Con la noche, la ciudad muta, toda su espacialidad cambia. Aparecen bolsones de luces y sombras, que cualifican sus espacios.
Antes, la plaza resplandecia con las baldosas amarillas, hoy la horizontalidad adoquinada se “chupa” toda la luz, recorrida en penumbras. Efecto luminotécnico.
Atrapan, los cubos de luz que reflectan las vidrieras comerciales, incluso parecen envolvernos en atmosferas de otros lugares. Es el caso de los locales adyacentes al Teatro Concepción, extendidos a la calle con sus pantallas cosmopolitas, que nos transportan. Al dejarlos, volvemos a la cotidianeidad apagada.
En contraste, nos absorben la oscuridad de la Intendencia, del Municipio, incluso de la Catedral que se vuelven arquitecturas invisibles con la noche.
Islas notables son el cubo azul frente a la Pompeya, la caja vidriada semi verde del Lider Estacion, o los neones coloridos que dibujan las esquinas callejeras con tintes, deformando la tonalidad de la realidad.
Si la modernidad es medible en cantidad de lux, la luminotecnia urbana penquista es “años 60”, muy tenue en lo público. Induce una “emocionalidad de la penumbra” en los vacios urbanos como veredas, calles, plazas, paraderos y parques oscurecidos. Estos, parecieran parasitar del alumbramiento de letreros, vitrinas, pantallas y focos reflectores. Los transeutes son siluetas y rostros difusos, fundidos en este halo de apagamiento.
Esta ciudad se “borra” con la noche, tragada por la oscuridad.

Gino Schiappacasse
Arquitecto

Thursday, August 31, 2006

PERDIDOS EN LA GLOBALIDAD


Una historia trivial en un lugar trivial, como es la película “Perdidos en Tokio” de Sofía Coppola cuyo titulo original seria “Perdidos en la Traducción”, puede inicialmente no tener intensidad como trama, pero impensadamente, la atmósfera que van adoptando esas pausas de exploración existencial, tan propias de este film, finalmente nos roban el corazón, por la presencia del contexto arquitectónico, y su alusión metafórica, a lo que significa estar perdido en el espacio, y al mismo tiempo ser trashumante.
Este adentramiento, que nos va abriendo los sentidos del alma, tiene una dimensión contextual e intima a la vez, que deja al descubierto, las cavilaciones habituales que pueden hacerse sobre la existencia estos seres ausentes, dubitativos y trashumantes como son los dos protagonistas, y que podríamos ser cualquiera de nosotros, en un lugar y una situación similar.
La situación de esta película tan intimista es eminentemente alusiva a lo contextual del espacio, ya sea un hotel tan común como repetido o calles atestadas que en este caso, esta representando escenarios triviales del deambular urbano de difícil ubicación temporal, y que nos enfrentan al caos y confusión de las ciudades modernas, especialmente como extranjero. Análogamente desliza la idea de cierto extravio existencial contemporaneo, permitiendonos reflexionar sobre la vida errante en la cultura global que todos hemos experimentado.
Implícitamente, la existencia de esas atmósferas que aluden directamente a los “No Lugares” como ámbitos sin identidad propia, así denominados por el etnólogo francés Marc Augé, donde transcurre la historia, nos trae el tema de la descontextualización como un fenómeno recurrente, universal y tan actual.
Estos paréntesis, propios de las horas muertas en espacios de tránsito, como las estaciones de trenes o los lobby de los aeropuertos, y que en este caso es un hotel 5 estrellas que podría estar en cualquier lugar del planeta, en que parece suceder solo lo trivial, se constituye en un refugio, para recobrar la propia identidad, en un contexto tan extraño como indescifrable, aun cuando sea un espacio convencional e impersonal.
El insertarse en una contextualidad al que no se esta habituado, en este caso la cultura japonesa, en que se debe leer la realidad, traduciendo sus diferencias a cada instante, y que alude al titulo de la película, es también el drama de desajuste que nos enfrenta a lugares que no nos son familiares, y en que no podemos reconocer los elementos particulares de lo diferente, ya sea un paisaje, una atmósfera incomprensible, un lenguaje o ciertas costumbres en que no podemos descifrar sus claves, que nos saca del rumbo de lo conocido y nos pone en la aislación y soledad de lo inescrutable, en la cual nos sentimos perdidos.
Aquí, el hecho de estar perdido no es solo una desorientación contextual o un extravio espacial, por estar atrapado en una cultura enigmática, sino que, en cierta forma, es estar extraviado en la transitoriedad existencial.
Es la desorientación espacial obvia a la que alude el film, y que también metafóricamente nos involucra con lo existencial, la que nos señala que lo trivial es el refugio de lo común, la “No Lugaridad”, como una dimensión necesaria para encontrarse, y no perderse, ante lo indescifrable de la diversidad global.
La falta de particularidad de esos anti-lugares, tan convencionales y repetitivos, pueden ser las únicas referencias comunes necesarias para orientarse en un mundo globalizado en medio de múltiples culturas y modos de vida.
Los “no lugares” constituyen así la lugaridad trivial a la que se sujeta mi convencionalismo y es el lenguaje común de la globalidad, en este caso la “American Life”.
Esta claro que en estos lugares comunes no hay asombro ni sorpresas, pues mas bien buscamos la predecibilidad de las rutas conocidas como serian los “city tours” de los paquetes turísticos o la reiteración dietética de los “fast food”.
Perder las referencias espaciales, puede ser de ida o vuelta, interrogándonos, también sobre el significado de perder el sentido de lugar, ante la impersonalidad.
Paradojalmente, así como estos “No Lugares” nos facilitan las cosas, por su lenguaje universal que todos parecen comprender, también nos pueden provocar distorsiones perceptivas su extendido convencionalismo que parece teñirlo todo de un mismo color.
Las atmósferas de las salas de espera, los lugares de transito, los ambientes repetitivos de hospedajes o los Servicios Express, los Malls y centros comerciales o los lugares de intercambio financiero, las cadenas de comida rápida o los enclaves de esparcimiento masivos que parecen todos renderizados y formateados, nos traen, habitualmente el pálpito de haber estado en un lugar idéntico, que no podemos particularizar, por la ausencia de referencias únicas, como experiencia común, que parecen ser provocado por la descontextualización arquitectónica actual.
Esa familiaridad espacial, que puede orientarnos en medio de la diversidad contextual, también nos puede extraviar, por no reconocer lo propio de un lugar en la similitud evocativa con otros lugares tan semejantes y clonados, que parece multiplicar la sensación “mas de lo mismo” de un mundo empequeñecido y sin matices.
Asi como los viajes nos convierten en trashumantes, tambien como paradoja la sensación de no lugaridad tan extendida alimenta el presentimiento que la decontextualizacion nos hace extranjeros en nuestra propia realidad, de estar perdidos en medio de tanta globalidad.

Gino Schiappacasse R.
Arquitecto

Monday, November 07, 2005

VACIOS RESIDUALES

En la trama urbana de Concepción, como en muchas ciudades latinoamericanas, aparecen numerosos vacíos residuales, que no son espacios públicos como calles ni plazas, y que forman parte de las manzanas como llenos no construidos. Es sorprendente la persistente permanencia en su centro, de estos residuos espaciales, paralelo con el fenómeno de dispersión residencial que lleva a devorar extensas áreas territoriales de crecimiento urbano. Es casi paradójico.
Como hoyos negros que han absorbido materia y vuelto a la trama urbana porosa, perdiendo esa continuidad saturada intrínseca, se produce una cohabitación de llenos y vacíos que entra en un juego de impredecibles consecuencias y efectos.
Un centro no renovado con la suficiente velocidad que tiende a perder población residencial, genera un lento deterioro y una des-incentivación de la ocupación del espacio. No han sido suficientes las políticas urbanas del subsidio de renovación urbana ni el castigo tributario de sitios eriazos, para esto.
El arriendo del suelo vacío como estacionamientos o comercio provisorio, que a veces esquivan el gravamen por tributación, o los vacíos abandonados esconden en su precariedad una forma de incertidumbre y afectan a las externalidades de su contexto. Los cuerpos inertes tienen vida existencial por su representatividad o por la ausencia de esta, que impacta a la vitalidad del acontecer urbano. Muchos residuos no construidos ejercen una suerte de paréntesis produciendo la sensación de cosas no resueltas o de proyectos fallidos, casi como masas cerebrales muertas que han quedado en statu quo. Es la ciudad inconclusa que algunos ven medio llena, y otros medio vacía.

Gino Schiappacasse R.
Arquitecto

Thursday, October 20, 2005

CONTEXTUALIDAD CHILENA Y ELEMENTOS IDENTITARIOS

A través del cine y la TV los actores chilenos nos están mostrando a nosotros mismos con elementos identitarios reiterativos como la terminación ´on en el vocabulario, cierta abulia en el lenguaje y un entrecortamiento en los parlamentos, ambigüedad en las relaciones y opacidad de los personajes, atmósferas lóbregas, monotonía de planos y una actitud indecisa, que muestra cierto intimismo básico y una sociabilidad de complicidad. No hay términos medios, ni otras visiones.
La trama suele desenvolverse en atmósferas de interioridad, pero cuando se muestran exteriores el paisaje chileno es enfocado con rasgos y detalles únicos como las casas de lata, cerros de pinos talados, basura en los caminos en ambientes rurales, o calles de ciudades indeterminadas con pavimentos parchados, muros pintarrajeados y marañas de cables, como de ambiente poblacional que a veces son contrastados con ambientes light de cierto refinamientos o paisajes de postales que se sienten con una cierta artificialidad como que no se acomodara a la trama argumental.
Es la atmósfera actual del formato DVD que nos retrata con mas familiaridad.
Son detalles externos que nos sitúan en una contextualidad cultural vigente y nos permite reconocer en esas imágenes algo indescriptible, difícil de definir que nos otorga identidad como cuerpo comunitario. Es la geografía de nuestra identidad, son sus accidentes y acentos que puedan dar forma a una manera de ser y sentir.
Este relieve epidérmico nos retrata y nos mitifica, porque a través de estos filtros o representaciones de la realidad podemos empezar a proyectarnos como una cultura en movimiento que se esta construyendo.
Es en esta construcción que debemos discriminar lo imperante, lo mas visible, de lo que esta en un segundo plano que es tan propio como esa primera mirada mas bien taquillera.
Si esto lo llevamos a un plano mas local, a una micro observación sentimos que esta interpelación es mas bien cosmopolita, no provinciana, como si se quisiera huir de una visión mas coloquial. Incluso lo provinciano es esquematizado como algo etiquetado, con rasgos estáticos, mas bien simplista que no se adentra mas allá de las formas habituales. Como que no hubiera un mundo existencial complejo detrás de ello. Como que en provincia no hay rollos.
Pareciera que solo el paisaje fuera contextualidad que puede situarnos en distintos escenarios, pero todo lo demás es una problemática santiaguina. Parecieran mundos autoreferentes de los propios directores, de sus propios contextos y que exponen sobre sus mundos mas familiares.
fotografia : Paula Seguel M.
texto : Gino Schiappacasse R. , Arquitecto